viernes, 30 de marzo de 2018

LA REALIDAD DEL SISTEMA EDUCATIVO

El sistema educativo general no te hace libre te hace productivo. 

Aniquila la creatividad en favor del rendimiento. 

Un rendimiento basado exclusivamente en la capacidad de almacenar y vomitar datos cuando te lo piden.

Y qué bien cuando eres un "buen" estudiante. 

Tus padres y madres se sienten orgullosos y te lucen como un perro de competición y te exigen cada vez más sin saber que tú también te exiges cada vez más porque no vas a querer decepcionar. 

Y eso hará que en muchos momentos de tu vida sufras porque haya cosas que se escapan a tu control, eso hará que seas incapaz de ver que hay cosas que no pueden ni deben ser examinadas. 

Qué bien cuando no das "problemas" y eres alguien complaciente.

Yo no lo fui. 

Pero sacar buenas notas no te convierte en alguien mejor. 

Es alguien calificando algo en un momento determinado en base a unos parámetros inventados.

Este sistema educativo como norma general no contempla la diversidad, ni el espíritu crítico, ni las capacidades no normativas, ni la inteligencia emocional, la empatía, el feminismo o la solidaridad. 

Nos convierte en un ejército competitivo que intenta asegurar un futuro que no existe. 

Te dicen que estudies algo que tenga salida. 

Cuando el único encierro es estudiar algo que no eres.

Porque para poder dedicarte a algo primero necesitas conocerte.

Y nadie puede obligarte a hacer (y ser) algo que no sientes diciendo que es lo mejor para ti.

No, lo mejor para ti es construirte en base a tus anhelos. 

Si la escuela no funciona en ti, la escuela te excluye. 

Te llaman burro, torpe, no vas a ser nada en la vida, tú no llegas, tú no eres válido, tonta.

Porque para que haya un diez siempre tiene que haber un cero.

Y no hay nada peor para alguien que convencerle de que no sirve. 

Porque los pensamientos construyen la realidad. 

Y decir que no eres bueno en matemáticas lo único que quiere decir es que, tal vez, no seas matemático.

Igual eres bailarín, o repostero, o jardinera o actriz. 

Pero alguien tiene que verlo.

Alguien que decírtelo. 

Por eso son tan importantes los maestros y las profesoras auténticos caballos de troya en esta guerra contra uno mismo en la que muchas veces se convierte la enseñanza.

Porque un buen docente no es aquel que es rígido o que da toda la materia: Es el que respeta profundamente al alumnado. 

El que no humilla sino que le proporciona las herramientas necesarias para que el día de mañana sea alguien libre, sin culpas, ni temores. 

Porque no queremos un mundo lleno de gente brillante.

Queremos un mundo lleno de gente realizada por dentro.

De gente que aprendió.

Que lo único que había que aprobar.

Era la honestidad.

Con uno mismo.

Roy Galán.